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Nada es más conocido sobre la filosofía China como el Yin y el Yang. Nos definimos como personalidad Yin o Yang, clasificamos personas o situaciones con el Yin y Yang, dibujamos Taos donde el Yin está dentro del Yang y viceversa. ¿Pero realmente entendemos el Yin y Yang dentro nuestro cuerpo?

El yin/yang es la base de un buen diagnóstico, es la explicación a nuestra polaridad. Es la aceptación de toda nuestra naturaleza.

Hay tres leyes con respecto a ellos

  • Alternante
  • Opuesto
  • Complementario

No existe uno sin el otro, se complementan y cuando uno está en el escenario el otro está en backstage. Si en algún momento lo aprendimos o buscamos por internet, nos encontramos con las siguientes definiciones:

Calor/frio – humedad/sequedad – día/noche – introvertido/extrovertido – cielo/tierra, etc.

Y no está mal, pero muchas veces esas definiciones no nos ayudan mucho a la hora de encontrarnos con un paciente y orientarnos hacia un diagnóstico.

Busquemos más en fisiología, en anatomía, en el movimiento estas polaridades, para que sean una herramienta y no en un concepto.

El yin y yang está dentro de lo que definimos como homeostasis, esto es el equilibrio de nuestro medio interno. Hagamos un juego… imaginemos al ying como una fábrica y al yang como los camioncitos que van a llevar el producto fabricado a donde se necesite y el Qi como la logística de cuanto fabricar y en qué momento entregar la mercadería.

Y en este juego montemos una escena, tuve un día difícil, uno más de los cientos de días difíciles que trae mi vida (cuando me siento mal todo lo que no está bien se potencia), llego a mi casa y decido gratificarme con algo que me guste y me compro 1 kilo de helado (mantecado en otros países). Me acuesto y prendo el televisor las películas que encuentro son Titanic, Trapito (versión Garcia Ferre) y la del perrito que se muere al final del film, con estas películas de fondo devoro mi frustración cucharada tras cucharada de chocolate amargo y vainilla. ¿Pero que pasa dentro mi cuerpo?  El estómago se pone alerta, ya tuvo una fase cefálica cuando pedí el helado, el frio del helado atenta con la temperatura de mi sistema digestivo, la inervación simpático-parasimpático esta complicada con mi estado emocional, el páncreas está preparando grandes dosis de insulina para verter a la sangre en forma endocrina y no tener una hiperglucemia, y ahí vemos desplegarse majestuosamente el yin (la ingesta del helado), el yang la secreción del Páncreas, el Qi que dice cuando hacerlo (homeostasis). Si bien esto es un juego, todo esto pasa por la mente de un terapeuta cuando empieza a armar un tratamiento, que necesito fortalecer, que necesito amainar… Estas polaridades son el yin y el yang.

Hablando más técnico y viendo el movimiento; definamos en el movimiento el yin y el yang, contracción aniso métrica la vamos a dividir en concéntrica y excéntrica, en la primera hay acortamiento del sarcomero (yin) y en la segunda hay una elongación del musculo (yang), si tengo un calambre en la contracción, me estará hablando una deficiencia de yin de Hígado, si tengo un calambre del musculo antagonista de la elongación, también estoy hablando de una deficiencia de yin de Hígado, si el problema es que no puedo estirar ese musculo, deberé trabajar el yang.

Entender la mecánica yin y yang del cuerpo me va ayudar a conocer el tratamiento, un musculo tenso, con contracturas me habla de un yin, que para relajarlo necesito de una acción yang (calor, masajes movilizantes, ventosas, estimulación de puntos en forma dispersante).

Todo en nuestra vida se rige por estas polaridades, conocerlas, aceptarlas, hacen que pueda lograr un mayor equilibrio interno, tanto físico como emocional.

La visión de nuestra escuela, no es solo que los alumnos aprendan una técnica, sino que puedan vivirla para mejorar su equilibrio interno, para lograr la mejor versión de sí mismos.

Cristina Rodriguez

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